Traducir una página web corporativa o una tienda en línea es cada vez más importante en el mundo globalizado actual. Permite llegar a una audiencia más amplia, ofrecer una mejor experiencia de usuario, incrementar ventas y generar una mayor confianza, aunque todo se resume en lograr una mayor facturación, que es lo que en definitiva buscan las empresas a largo plazo. Si has llegado hasta este post, probablemente conoces esta importancia y lo que quieres saber es cómo traducir una web de forma correcta. Esto es lo que intentaremos explicar.
Si no contamos con un gestor de contenido a medida, que es algo propio de grandes empresas, probablemente tendremos una web hecha con WordPress, Shopify, Magento, Joomla o Drupal. Al ser los sistemas de administración de contenido más populares, ofrecen varios complementos y herramientas (como plugins y add-ons) que permiten traducir fácilmente un sitio web a diferentes idiomas. En el siguiente apartado mencionaremos los principales.
Sin embargo, traducir una web no consiste simplemente en convertir el texto de una lengua a otra; requiere un enfoque estratégico para garantizar que los contenidos (y nuestros propios productos y servicios) tengan sentido en todos los idiomas y además estén optimizados para motores de búsqueda como Google, que realmente estemos preparados para atender a públicos que hablan otras lenguas y que dispongamos de un plan de comercialización que efectivamente atraiga usuarios del mercado que tenemos como objetivo con la traducción.
Por eso, primero debemos preguntarnos si es el momento de traducir nuestra web y a qué idiomas queremos traducirla. Una forma de respondernos es verificar si ya estamos recibiendo tráfico internacional. Esto se puede hacer fácilmente con Google Analytics, mirando el idioma en el que los visitantes tienen configurado su navegador (más que el lugar desde donde nos visitan, ya que podemos querer dirigirnos a público que habla otro idioma pero que se encuentra en el mismo lugar que nosotros).
Se puede encontrar esta información en Informes > Audiencia > Geo > Idioma. Si ya tenemos tráfico internacional interesado en unos productos y servicios que no están en su idioma, probablemente recibirán positivamente una versión de la web en esa lengua. Si, por el contrario, nuestras visitas hablan mayoritariamente el idioma en el que tenemos nuestra web, deberemos descubrir qué potencial tiene nuestra web internacionalmente de otras maneras: si operamos también offline y ya tenemos clientes internacionales es un buen indicador y, si no, deberemos estudiar bien el mercado de nuestros productos y servicios en cada país.
Después, debemos tener claro que una versión en otro idioma de nuestra web no necesariamente tiene que ser una copia de la versión principal. Tal vez no nos interese ofrecer exactamente los mismos productos o servicios en otro mercado, por los costes que ello supone, porque culturalmente algunos pueden no ser apropiados, etc. Por ejemplo, una empresa que vende cestas de alimentos gourmet de proximidad que desee comercializar este mismo producto a otro país debe tener en cuenta que tal vez los productos locales del país de origen no gocen de la misma reputación en el país de destino y deba cambiarlos por otros, o puede ser que en el país de destino el concepto de cesta gourmet no esté arraigado y sea difícil venderlo.
En este sentido, nos ayudará contar con un equipo de marketing, interno o externo, y con una agencia de traducción especializada que conozca bien el mercado de origen y de destino al que nos queremos dirigir y la terminología de nuestro sector.
Antes de elegir cómo implantaremos técnicamente la traducción de nuestra web, debemos saber con qué medios contamos, ya que éstos determinan lo primero:
Ahora que nos hemos hecho las preguntas que han de guiar nuestra elección de la forma de traducir una web, podemos enumerar las principales que tenemos a nuestra disposición:
En este otro post hablamos más extensamente de los plugins más habituales.
Y, además, como hemos apuntado, tenemos dos opciones principales para traducir los textos:
Como hemos visto, existen diversas maneras de traducir una web, y hacerlo con complementos (plugins o add-ons) es una de las más habituales. Por eso explicaremos cómo traducir una página web utilizando este sistema y una agencia de traducción profesional, que es lo más adecuado para una web profesional.
Lo primero que debemos hacer para traducir la web es instalar el plugin que hayamos elegido, sea gratuito o de pago. Se necesitará configurar el idioma de origen y de destino, las imágenes, los contenidos, los menús, etc., paso a paso, según el plugin.
A partir de la versión original, se podrá editar la versión traducida e incorporar el contenido traducido en cada página o post. La forma de hacerlo (dónde generar la traducción, cómo acceder a las traducciones hechas, etc.) puede variar según el plugin, aunque el proceso suele ser similar porque este tipo de software busca ser intuitivo, y esto significa que el usuario puede anticipar fácilmente dónde y cómo hacer cada acción.
Como hemos asumido hasta ahora, generalmente querremos que nuestra web traducida pueda encontrarse en buscadores como Google o Bing. Por eso es fundamental que nuestra traducción contenga términos relevantes en cuanto a búsquedas y localización para garantizar que aparece en los primeros resultados del ranking por palabras clave con valor informativo y/o comercial. Esto incluye investigar las palabras clave y frases utilizadas por el mercado objetivo e incorporarlas al contenido traducido, por lo que es importante que los traductores profesionales conozcan las palabras clave y frases de preferencia y las validen a nivel lingüístico.
Las metaetiquetas, como los títulos, las descripciones y las palabras clave, desempeñan un papel crucial en el posicionamiento en internet (SEO). Por lo tanto, es esencial traducir estas etiquetas con precisión para garantizar que reflejen el contenido del sitio web como lo hacen en la versión original. Además, deben traducirse las URL para garantizar que contengan las palabras clave relevantes y estén optimizadas para el indexado por parte de Google (u otros buscadores, dependiendo del país).
Las imágenes y el contenido multimedia deben localizarse para adaptarse al idioma de destino. Esto incluye la traducción de leyendas, etiquetas ALT y nombres de archivo, ya que afectan también al posicionamiento SEO.
La estructura del sitio web es crucial tanto para el SEO como para potenciar la conversión, es decir, que los usuarios hagan en la página lo que queremos que hagan (comprar, pedir información, suscribirse a un servicio, descargar un archivo, etc.), y para ello es esencial mantener la misma estructura en la versión traducida, a no ser que nos interese ofrecer una versión de idioma totalmente distinta por motivos comerciales. Esto incluye garantizar que las URL, las etiquetas y las categorías del sitio web sean coherentes en todas las versiones de idioma.
Las etiquetas hreflang se utilizan para indicar a los motores de búsqueda que un sitio web tiene múltiples versiones de idioma. Esto ayuda a los motores de búsqueda como Google o Bing a mostrar la versión adecuada al usuario. Por lo tanto, es esencial añadir etiquetas hreflang al contenido traducido para garantizar que los motores de búsqueda muestren la versión de idioma correcta.