La forma más habitual de estimar el precio de un servicio de traducción es aplicar una tarifa por palabra del documento original que se va a traducir. Así, pues, el cálculo para el presupuesto es bastante sencillo: precio de la traducción = n.º de palabras x tarifa/palabra + IVA.
Otro aspecto que tiene que quedar muy claro es a qué idioma hay que traducir, puesto que a menudo las tarifas varían en función de la combinación de idiomas del encargo.
Hasta aquí, todo bien, pero… ¿qué se considera palabra por traducir? Y es que, a veces, esta fórmula puede generar dudas sobre qué se incluye y qué no en el recuento de palabras a partir del cual se calcula el precio del servicio de traducción.
En muchos casos, los textos que recibimos para traducir contienen números que, obviamente, también tienen que constar en el texto traducido y, por tanto, se incluyen en el recuento. Por otra parte, aunque a primera vista pueda parecer que los números no se tienen que traducir, cabe tener en cuenta lo siguiente:
La comprensión de un texto se fundamenta en la disposición lógica y coherente de sus contenidos, lo cual confiere unidad al discurso. Un texto cohesionado es un texto ordenado en el que el tránsito de un contenido a otro facilita la construcción del significado global. En definitiva, un texto es una unidad de significado y, para un traductor, entender correctamente el significado es fundamental para generar una traducción adecuada.
¿Qué pasa, pues, cuando nos piden traducir textos incompletos con fragmentos eliminados y frases a medias para ahorrar en el precio de la traducción? Pues que el traductor no dispone de esta unidad de significado que proporciona un texto completo y se podrían perder matices o, incluso, se podrían cometer errores por falta de información.
Por lo tanto, recomendamos que siempre que sea posible se envíen a traducir textos completos con el máximo contexto posible.
En la mayoría de casos no hace falta traducir las marcas comerciales, pero sí que tienen que aparecer en el texto traducido y, por ello, tienen que incluirse en el presupuesto. Asimismo, es recomendable que los traductores puedan corroborar que no hay ningún problema con mantener el nombre comercial en el idioma de destino. Así evitaremos casos como estos. Pero eso ya escapa a la fase del presupuesto…
Un caso particular es el de las traducciones juradas, porque precisamente su función consiste en acreditar que todo lo que consta en la traducción es exactamente lo que aparece en el documento original. Por eso, el traductor, con el objetivo de recrear fielmente el contenido del documento, hará constar firmas, números, sellos, logotipos, direcciones, nombres… Y, por supuesto, todo lo que consta en la traducción y requiere tiempo de trabajo se tiene que tener en cuenta en el precio del servicio.